Opinión

La victimización en la política

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Alan Ball, guionista, productor y director de cine norteamericano, dijo una vez que “hay una fetichización de victimización en nuestra cultura”. La reflexión responde a una percepción de la sociedad en general, pues por alguna razón —que debe ser objeto de estudio de la sociología, la antropología y la psicología— hay una tendencia a mostrarse como víctimas, ya sea de las circunstancias, del viento en contra, de las trampas del enemigo y hasta de la mala suerte. La victimización muchas veces es una excusa del fracaso. La política no es ajena a esta proclividad.

Es digno que las personas reclamen y exijan respeto a sus derechos. Merecen el aplauso y todos los elogios aquellos que dejan de lado intereses personales, comodidades y hasta lujos para luchar por las víctimas del abuso y las injusticias. En ese rubro están los líderes militares, políticos y religiosos, inclusive, pues para muchos Jesucristo fue un revolucionario. Una acción de lucha en esa situación es un acto de valentía y honor. Sin embargo, hay personas que utilizan la victimización como táctica política y herramienta para justificar algún problema o situación incómoda. Ahí es cuando estar en plan de víctimas resulta contraproducente, porque se pierde credibilidad y muchas veces hasta el respeto.

Un reciente caso es el del congresista Nano Guerra-García, quien por error dejó abierta la cámara de su laptop y, en plena sesión del Congreso, apareció en pantallas semidesnudo, con gafas y con el cuerpo mojado, sobre la arena en una playa del norte. Fue pillado “veraneando” de lo lindo mientras sus colegas parlamentarios verdaderamente estaban trabajando. En el colmo de la desfachatez, Guerra-García alegó que “lamentablemente” tuvo que trabajar en estos días. Es decir, para este “padre de la patria” trabajar es un acto “lamentable” que interrumpe sus vacaciones. Increíble.

Hace unos días, el presidente Pedro Castillo cometió un nuevo lapsus justamente por recurrir a la victimización. En su visita a Chota, dijo que cómo es posible que el pueblo de Llama esté pidiendo luz e internet durante 200 años. Tremendo error. Recién muchas décadas después de la Independencia del Perú —a la que aludió tácitamente Castillo—, Edison inventó la lámpara incandescente. Si bien desde 1821 hay muchas injusticias que permanecen, es un error usar ese detalle como un elemento comodín, casi como un cliché por recurrir a la victimización.

Tiene razón el cineasta Alan Ball. Se está convirtiendo la victimización en un fetiche. Pero en cuestiones políticas dar lástima histriónicamente acarrea antipatías y rechazo, lo cual siempre hay que tenerlo presente. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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