
Lo que son las cosas. Alguna vez el Perú fue el primer abastecedor de fertilizantes en el mundo. Fue durante la Era del Guano, entre 1845 y 1866, cuando la exportación del guano de islas transformó la economía y la política del país. El Perú fue rico en fertilizantes para la tierra, pero hoy, después de más de 150 años, no es capaz de importar la urea que necesitan con urgencia sus agricultores. Esta triste realidad es consecuencia de gestiones gubernamentales caracterizadas por la ineptitud y la corrupción, que —precisamente— tiene en el llamado contrato Dreyfus, sobre el guano de islas, uno de sus casos emblemáticos.
Por esos años, el científico alemán Alexander Von Humboldt analizó el guano de islas del Perú y encontró que tenía más fósforo, potasio y nitrógeno que el estiércol de oveja abundante en los países de Europa. Estados Unidos, Japón y el Viejo Continente habían echado a andar su revolución industrial y necesitaban fertilizantes para sus tierras. Entonces, Perú se convirtió en el principal exportador de ese material gracias a sus islas pobladas de aves guaneras.
En realidad, en esto de la corrupción la historia se repite y la página 11, los vladivideos, los petroaudios, Los Cuellos Blancos, Lava Jato y muchos otros casos son solo eslabones de una larga cadena que no termina. Según los estudiosos, quizá empezaron con el primer contrato ferroviario y no acaban con Odebrecht. Solo entre el 2017 y el 2020, la Defensoría del Pueblo registró más de 27,000 casos de corrupción en el Perú.
Pero volvamos al contrato Dreyfus. A mediados del siglo XIX, el Perú atravesaba tiempos de inestabilidad económica a causa de la corrupción heredada de los gobiernos de Rufino Echenique y Ramón Castilla. Entonces, tras ser nombrado ministro de Hacienda, Nicolás de Piérola impulsó el déficit fiscal mediante el endeudamiento externo para agilizar la economía.
Para este propósito pidió al Congreso negociar la venta de guano al extranjero sin intermediarios. De esa manera empezó una historia que tiene gran similitud con el escándalo de megacorrupción de Odebrecht y que nos encaminó a depender de la extracción y exportación de nuestros recursos. Pero los tiempos cambian, ya no exportamos guano de islas, ahora debemos importar urea para nuestro agro. Pero ni eso podemos hacer bien. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.