
Lo que ocurre en Gaza es una extensión de los 77 años de injusta ocupación en Palestina que ha alcanzado su punto máximo con la matanza sistemática por parte de Israel de más de 50 mil palestinos en veinte meses de los cuales son 18 mil niños asesinados, 800 de ellos bebés menores de un año. Israel está exterminando a un pueblo día tras día con excusas falsas.
La comunidad internacional solo observa, y en lugar de detener esta barbarie y al nuevo Hitler contemporáneo: Benjamín Netanyahu, en Estados Unidos lo agasajan. Israel está torturando a toda una sociedad: se les priva de agua, de atención médica, de alimentos. Lo que sucede en Gaza contra los palestinos es satánico.
No hay justificación. El sionismo ha logrado presentar este conflicto como una lucha religiosa entre judíos y musulmanes, cosa que es completamente falsa, el pueblo judío ha convivido con los musulmanes durante siglos. La religión no es una barrera para la paz. El problema es el sionismo que ha deshumanizado a los palestinos y los presenta como antisemitas. Es la estrategia para justificar sus genocidas acciones. Los judíos son semitas y de origen jázaro, también los árabes descendientes de Sem, son semitas. Consecuentemente los árabes no pueden ser antisemitas porque iría contra su propia naturaleza. Tildar de antisemita a quien se solidariza con el sufrimiento del pueblo palestino es una mezcla de ignorancia con manipulación mediática.
El sionismo es una fuerza usurpadora, criminal, abusiva y genocida que quiere hacer limpieza étnica a los palestinos para desaparecerlos de la faz del mundo y establecer Israel en tierra que no les pertenece. El sionismo israelí compara al pueblo palestino con plagas, como si fueran insectos que deben ser exterminados con insecticida y se justifican diciendo que es necesario eliminarlos. Es abominable, es decir, deshumanizan al otro para justificar lo injustificable. Es la misma lógica que usaron los nazis contra los judíos. Paradojas de la vida muchos de sus descendientes están haciendo contra los palestinos, lo que los nazis hicieron con sus ancestros. No se llora un holocausto para cometer otro. La doctrina israelí se construyó sobre una premisa devastadora: se puede bombardear, ocupar, asesinar y sitiar sin pagar un precio real, “defendiéndose” vulnerando decenas de resoluciones de la ONU, y despreciando las sanciones de la Corte Penal Internacional. Se “defienden” matando, pero ese equilibrio macabro se les está acabando por la respuesta militar de Irán, por brutal y reprochable que resulte. Israel hoy ha descubierto que sus decisiones no son impunes ni unilaterales, que sus perversos actos tienen consecuencias. Netanyahu ya no gobierna, sobrevive, y en su desesperación arrastra a su país a una guerra de largo alcance solo para no reconocer que su arrogancia estratégica ha dejado de intimidar a quienes ya no creen en su invencibilidad. Lo que Israel quiere con Irán, es lo mismo que hicieron con Irak, Libia o Siria: convertirlo en un estado fallido, caótico y acéfalo, en permanente guerra civil entre diferentes milicias para debilitarlo y así poder manejarlo. Pero parece haberle llegado su Waterloo.
(*) Exvicepresidente del Perú.
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