Opinión

¿Nadine, es tan difícil ponerse a derecho ?

Por: Omar Chehade Moya

El martes 15 de abril por fin se hizo justicia luego de ocho años de proceso judicial y tres años de juicio oral, al condenársele al expresidente peruano Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia a quince años de prisión por el delito de lavado de activos, entre otras cosas por haber recibido al menos tres millones de dólares como supuestos aportes de campaña tanto del corrupto gobierno venezolano y de las podridas empresas brasileñas encabezadas por Odebrecht, entre el 2006 y el 2011.

La sentencia guarda razonamiento lógico y jurídico al haberse fundamentado en innumerables pruebas indiciarias, colaboradores eficaces (entre ellos el propio Jorge Barata Y Marcelo Odebrecht), Martín Belaunde Lossio, y 57 testigos que señalaron que nunca aportaron ni un sol en las campañas, negando así el supuesto aporte con sus nombres que figuraba en los planillones ante el Jurado Nacional de Elecciones que por orden de los líderes del partido Nacionalista habían sido colocados para justificar los dineros de procedencia ilícita que llegaban de estos dos países, además de las famosas agendas de la ex primera dama, que Nadine trató burdamente de negar la autoría de sus letras, a pesar de los peritajes que señalaban que le pertenecían a ella, donde figuraba todo un manual delincuencial de dinero oscuro que eran entregados a las arcas de esta pareja de bandidos hoy condenada por el Poder Judicial, además de otros enjuagues a nivel político, empresarial y judicial que los hoy condenados efectuaban durante su carrera a la presidencia del Perú.

El Colegiado en los tres años de juicio oral, respetó tanto el debido proceso judicial como las garantías del derecho de defensa y los demás derechos constitucionales de los procesados. Fue una sentencia justa y proporcional al daño causado tanto por Ollanta como por Nadine y sus demás secuaces dentro de los que se cuenta su hermano Ilan Heredia, quien fue el verdadero cajero de la mafia.

Cayó el telón luego de la lectura de sentencia, y debo reconocer que Humala puso el pecho, enfrentó a la justicia y fue detenido, encarcelado y llevado a la cárcel en el fundo Barbadillo, para hacerle compañía a otros dos ex presidentes: Pedro Castillo y Alejandro Toledo. Toda una vergüenza en la historia política nacional.

Pero lo que sí fue más vergonzoso, es que Nadine Heredia, mintiéndole nuevamente al país (expresando a través de su abogado que estaba en su casa enferma y estaría comunicada por zoom a la audiencia) cuando en verdad se encontraba en la embajada de Brasil coordinando su asilo político con su amigo y cómplice, el inefable presidente de ese país, Ignacio Lula Da Silva, (el verdadero jefe político de las empresas criminales brasileñas), quien a las pocas horas otorgó el asilo.

Siendo esto así, según el derecho internacional y nuestra Constitución, al Estado peruano no le quedaba otra alternativa que extenderle un salvoconducto para que se fuera a Brasil. Habría que preguntarle a la corrupta condenada y antes todopoderosa Nadine Heredia: ¿es tan difícil ponerse a derecho? Una vergüenza, realmente.

(*) Exvicepresidente del Perú.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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