Si hay algo indignante, es el grado de desinformación al que se ha llegado como consecuencia del abrazo del oso que le ha dado Donald Trump al genocida Vladimir Putin en el intento de lograr una paz rápida en la Ucrania invadida hace tres años por el dictador ruso so pretexto de eliminar a su gobierno “nazi” y de proteger los intereses de la nación que, para infortunio de ella, gobierna con impunidad totalitaria desde hace 26 años.
Los recientes hinchas de este maquiavélico personaje, ex agente de la siniestra KGB soviética, sostienen, entre otras farfullas, que no es responsable de la invasión que él ordenó sobre un país soberano como Ucrania y que es correcto lo que afirma Trump: que la negociación de paz debe realizarse entre Estados Unidos y Rusia, prescindiendo de Ucrania porque no tiene cartas que jugar y de los países europeos que la apoyan porque no gozan de suficiente peso político y militar.
La primera farfulla es visible y notoriamente falsa ya que Ucrania jamás ha constituido ni podría constituir una amenaza para Rusia y lo que ocurre, por propia confesión, es que Putin se siente heredero del zar Pedro el Grande y lo declaró al celebrar el tercer aniversario de la invasión.
Considera que tiene un mandato “divino” para salvar a Rusia lo cual lo ha llevado a una guerra estéril que ya ha generado la muerte de miles de hombres, mujeres y niños, 200 mil soldados rusos y 46 mil ucranianos, el secuestro de 6 mil niños ucranianos para lavarles el cerebro y el abuso, la tortura, la persecución, la violación, el asesinato y el encarcelamiento perpetrados por los rusos de los habitantes del territorio ucraniano que han ocupado, además de la destrucción de infraestructura por no menos de 400 mil millones de dólares.
La segunda farfulla es inadmisible ya que abre la compuerta para que el derecho de cada país a administrar su propio territorio quede siempre sujeto a la ley del más fuerte y es también peligrosísima en cuanto responde a un criterio de hegemonía mundial de aquellos que constituyen el eje del Poder. Esta es mi respuesta a los felipillos locales de Putin.
(*) Presidente de Perú Acción Presidente del Consejo por la Paz
