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“Estigmatizan a 90,000 mineros artesanales”

Analista Pedro Yaranga señaló que políticos y minera Poderosa los quieren hacer pasar como ilegales, cuando no lo son

  • Según Pedro Yaranga, se pretende señalar como mineros ilegales a los pobladores que están en Pataz desde hace más de 400 años dedicándose a la minería artesanal y tienen toda la documentación para demostrarlo.

POR CARLOS RIVERO MELGAR

El analista en seguridad integral y gestión de riesgos Pedro Yaranga afirmó que se ha estigmatizado a la minería artesanal al confundirla con la ilegal. “Los políticos están poniendo, no sé si con algún interés, en el mismo saco a la artesanal con la minería ilegal. Un sector busca llevarla así a la criminalización”, afirmó. Agregó que, por ejemplo, en Pataz (La Libertad), minera Poderosa trabaja con los mineros artesanales, pero después los declara ilegales.

“Los ilegales son migrantes, en cambio la minería artesanal opera en lugares donde ancestralmente son autorizados, entonces toda su vida han vivido en la minería de una forma ancestral”, declaró a La Noticia, al comentar los bloqueos de carreteras emprendidos por los mineros que piden una ampliación del plazo que les permita formalizarse, y protestan contra la Ley de la Pequeña Minería y Minería Artesanal (MAPE), que busca el reemplazo del REINFO presentado por el Ejecutivo y que ha generado una serie de cuestionamientos.

PATAZ: EJEMPLO MÁS PATÉTICO

Pedro Yaranga indicó que “el ejemplo más patético en el Perú es Pataz (La Libertad), donde se estigmatiza a los mineros artesanales. Toda la comunidad de Pataz está concesionada a la mediana empresa, son más de 3,500 hectáreas. Estas medianas empresas operando y consideran ilegales a los pobladores que están ahí hace más de 400 años dedicándose a la minería, es una cosa totalmente injusta y lo que justamente hace es agravar más el problema social”, enfatizó

. Para Yaranga, la ley que propone el Gobierno solo resuelve el tema de la mediana y la gran minería, pero quedarían fuera todos los mineros artesanales y prácticamente desaparecerían varias comunidades campesinas. “Cerca de 90,000 mineros artesanales se verían afectados, y a estos hay que multiplicarlos por cuatro porque afecta a sus familias, entonces aproximadamente 400,000 personas se verían afectadas”, declaró.

ORIGEN DEL PROBLEMA

Además, señaló que la mayor problemática, sobre todo en Pataz es que el Estado concesionó los terrenos, donde trabajaban los artesanales, a medianas y grandes mineras como minera Poderosa. Añadió que por eso un grupo de mineros artesanales termina vendiendo sus extracciones a la citada compañía.

“Toda la comunidad está concesionada, está encima de bloques de oro. La Poderosa está manejando casi un 30 % de la población para enfrentarlos contra los demás, los pone temporalmente a trabajar con ellos, pero en el momento en que estos fallan en algo, automáticamente los declaran informales. De la noche a la mañana puedes pasar a ser informal a pesar de que eres de la zona y tienes toda la documentación”, refirió.

ECONOMÍA LOCAL

Asimismo, Yaranga indicó que todos los mineros artesanales que laboran en la zona de Pataz deberían vender sus productos a minera La Poderosa, pero no lo hacen en su totalidad porque, afirma, les cobra por una serie de derechos de transporte y no tienen derecho a reclamo, por eso que prefieren llevar el material extraído a la planta en Trujillo, donde les pagan mejor.

Finalmente, destacó esta situación contrasta con lo que ocurre en Apurímac con Las Bambas, pues en la zona no hay mineros artesanales y la compañía ha mejorado las condiciones de vida de toda la gente, mientras que, en Pataz, dijo, hay una pequeña posta médica con una ambulancia de 38 años de antigüedad. “La minería artesanal es como la agricultura familiar, es decir, es la que hace circular la economía local y regional, son dependientes de los transportistas, restaurantes, los que venden materiales… hay toda una gran cadena”, acotó.

MINERÍA INFORMAL

Pedro Yaranga precisó que, a diferencia de la minería artesanal, la ilegal opera en lugares no autorizados y utiliza a diestra y siniestra materiales prohibidos como el cianuro, además, destruye el medio ambiente y contamina el agua. “La prueba más patética la tendríamos en La Pampa, en Madre de Dios, y zonas circundantes, pero son varios lugares; también en la frontera con Ecuador, el trapecio amazónico, hay una parte también en Arequipa. Ellos operan allí sabiendo de que nunca se van a poder formalizar”, precisó el especialista.

¿ES LA GRAN MINERÍA DE PATAZ UN EJEMPLO DE DOBLE MORAL EN LA MINERÍA PERUANA?

En el debate sobre la minería artesanal y pequeña minería en el Perú, una pregunta inquietante surge: ¿es coherente que Poderosa, una de las grandes empresas mineras del país, ataque frontalmente a los mineros artesanales mientras mantiene relaciones comerciales con ellos?

Desde hace años, minera Poderosa ha sostenido una campaña sistemática de desinformación que vincula a los mineros artesanales con actividades ilegales, presentándolos como actores delictivos. Este discurso sensacionalista y malicioso ignora siglos de historia minera artesanal en el Perú, mucho antes de la llegada de las grandes mineras transnacionales. Pero, paradójicamente, documentos oficiales sugieren que un porcentaje significativo del mineral que procesa esta empresa proviene del acopio, es decir, de la compra directa a los mismos mineros artesanales, a quienes critica públicamente.

Los mineros artesanales aportan con el 21.81 % de la producción aurífera a favor de la minera Poderosa en Pataz.

El problema no es nuevo y tiene sus raíces en un modelo estatal que otorgó el control absoluto a los concesionarios mineros para decidir quién puede formalizarse. Este poder se ejerce a través de los contratos de explotación, requisitos indispensables para que los mineros artesanales culminen su proceso de formalización. Sin embargo, en muchos casos, los concesionarios imponen condiciones desventajosas, como la firma de contratos de exclusividad para la venta de mineral, fijando precios arbitrarios. Algunos críticos ven en esta práctica una forma de coacción o incluso de extorsión, que asfixia a los mineros artesanales en lugar de incentivarlos a cumplir con la normativa vigente.

Más preocupante aún es la aparente complicidad o indiferencia ante irregularidades: reportes del Ministerio de Energía y Minas muestran que minera Poderosa adquiere mineral de zonas donde los vendedores no tienen autorización para extraer. ¿Cómo es posible que se ignore este hecho mientras se acusa indiscriminadamente a los mineros artesanales de ilegalidad?

La declaración estadística mensual de julio registrada por el Minem demuestra que los mineros artesanales tienen importante presencia en Pataz.

Esto plantea una cuestión fundamental: ¿es la minería artesanal una amenaza o, más bien, una oportunidad que las grandes mineras manipulan en función de sus propios intereses? En un contexto donde los pequeños mineros son estigmatizados y sus oportunidades de formalización son controladas, ¿quién se beneficia realmente de este sistema?

La historia minera del Perú, forjada por generaciones de artesanos, merece un análisis más profundo y justo. Tal vez sea hora de preguntarnos si el verdadero problema radica en los mineros artesanales o en un sistema que permite prácticas cuestionables bajo la apariencia de legalidad. La respuesta, como siempre, queda en manos de los lectores.

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