Opinión

La libertad de conciencia en Perú

Por: Víctor García Toma

Acaba de aparecer a consideración de los lectores una obra que amplía los alcances de la lucha por la libertad de conciencia en el Perú, escrita por el connotado historiador Germán Peralta Rivera.

El conjunto de la investigación apunta a conocer la gravitante influencia de Víctor Haya de la Torre bajo cuyo liderazgo se crea las denominadas Universidades Populares como centros de formación a cargo de los estudiantes y hacia los trabajadores y conciudadanos ávidos de saber, conocer y aprender en una sociedad extraña al reconocimiento del derecho a la educación y la cultura.

Desde allí se forjará la unidad obrero estudiantil y el Frente Único de Clases Explotadas como medios para la construcción de una sociedad cabalmente democrática y con justicia social.

Al empuje de las nuevas ideas, los renovados anhelos de libertad y desarrollo de los pueblos; y empujados por una ética cívica y política que rompe con los oprobios del pasado inmediato, Haya de la Torre acomete la tarea de conducir las históricas jornadas en defensa de la libertad de conciencia, cuyo epicentro tuvo manifestación en los claustros de San Marcos y las calles de Lima el 23 de mayo de 1923.

La frustrada consagración de la república al Sagrado Corazón de Jesús, por parte del arzobispado de Lima en su intención de afirmar la presencia institucional del poder eclesiástico y el torvo deseo de Augusto B. Leguía de asegurar una reelección presidencial , llevó a los estudiantes , obreros y luego el público en general a practicar una protesta que no era antirreligiosa sino cívica y ciudadana, en resguardo del derecho a generar el propio dictamen o juicio interior desde las plurales opciones que presenta la ciencia, la filosofía, o las creencias religiosas.

Para la naciente generación promotora del cambio democrático en nuestro país, resguardar la libertad de conciencia implicaba para los jóvenes objetantes dejar abiertas las puertas del ser, para que cada persona pueda responder libremente desde su conciencia, a las siguientes interrogantes: ¿quién soy? ¿cómo quiero ser? ¿cómo debo actuar?

Décadas después, en el marco de las nuevas visiones que trajo el Concilio Vaticano II, el Papa Juan Pablo II definiría magistralmente la conciencia como “el sagrario altar espiritual, donde celosamente se guardan las convicciones de cada persona”

Dicha victoriosa jornada se convirtió en un hito para asegurar a la conciencia como el conducto de conformación ética del propio ser; la búsqueda auto determinativa de la autenticidad; y preservó el “territorio interior” en donde cada individuo ejerce soberanía sobre sí mismo.

El libro de Peralta nos muestra de un lado la defensa de un derecho fundamental básico en una democracia; y del otro, la importancia política de las Universidades Populares, el origen de la unidad obrero estudiantil y la posterior conformación del Frente Único de Clases Explotadas; y lo más resaltante exalta el liderazgo firme, maduro y ético de una figura epónima en la historia del Perú: Víctor Raúl Haya de la Torre.

(*) Expresidente del Tribunal Constitucional.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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