Las fuerzas de Israel siguen perpetrando masacres. Al menos 50 gazatíes murieron en un bombardeo israelí sobre un campamento de refugiados en el barrio de Tal al Sultan, Rafah, localidad ubicada al sur de la Franja de Gaza.
El Ejército israelí confirmó la “tragedia”, pero adujo que el ataque iba dirigido contra dos altos cargos de Hamás: el comandante de su división para Cisjordania, Yassin Rabia; y otro alto mando de esa misma división, Khaled Nagar. Sin embargo, todos los fallecidos son civiles y entre ellos hay varios niños.
Tras el ataque, Hamás llamó a la población palestina a manifestarse “para parar la agresión y la Guerra genocida”. Además, invitó “a nuestra gente en Cisjordania, Jerusalén, el interior ocupado y el exterior a alzarse y llevar a cabo marchas de rabia contra la masacre sionista contra nuestra gente en la Franja de Gaza”, reza un comunicado.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benajmin Netanyahu, calificó lo ocurrido como un “trágico accidente” y resaltó que está en marcha una investigación para determinar lo que pasó. Además de los 50 muertos, más de 200 personas resultaron heridas tras declararse un incendio en el campamento.
Organizaciones humanitarias denuncian “una noche sangrienta y aterradora” en Rafah. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, pidió parar “este horror”, mientras que varios cancilleres del bloque exigieron que se acate la orden de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre el fin de la ofensiva israelí en Rafah.
En Francia, Turquía, Marruecos, Japón y otros países hubo una condena contra el ataque de Israel y solidaridad con el pueblo palestino.
