La idea de gobierno

Por: Víctor García Toma

En momentos en que pareciera en que el gobierno se encuentra en modo mute, vale la pena reflexionar sobre su naturaleza y razón de ser.

El poder político que ejerce el Estado se denomina gobierno. Este implica un conjunto de instituciones encargadas de manifestar la potestad soberana del cuerpo político.

Dichas instituciones se encargan de dirigir y gestionar su actividad política, jurisdiccional y administrativa.

Conlleva la expresión de la voluntad política formalizada, expresada y realizada de una sociedad particular y concreta.

Este se manifiesta a través del Derecho en sentido lato y asienta su capacidad de disposición y mando mediante el uso de los medios de compulsión material (aparato judicial, aparato policial, aparato penitenciario, etc.). En ese contexto, elabora y ejecuta y auto controla la implementación de planes, programas y acciones en pro de la consecución de objetivos socialmente cotizables para el pueblo. El poder contiene los elementos siguientes: la energía y la competencia La energía expresa el vigor o la fuerza que posee un ente por razón de su propia naturaleza.

El poder es la potestad de mando en el que subyace el fenómeno sociológico de la dominación; en cuanto tal, representa la capacidad efectiva de hacerse obedecer. Ello implica la posibilidad o capacidad de ejercer algún grado de coacción material para alcanzar acatamiento.

El poder supone la disposición psicológica y material de vencer la resistencia de los no obedientes al mandato del jefe, líder o guía. Alude a una inclinación de mando amparada en la amenaza o uso de la compulsión, a efectos de asegurar socialmente la obediencia.

La competencia expresa los fundamentos ético-políticos y las cualidades, conocimientos, virtudes y atributos necesarios para alcanzar los efectos y consecuencias previamente determinadas. Es la suma de razones, facultades personales, experiencia y conocimientos manifestados en torno a la relación coexistencial de mando-obediencia. Esta equivale alegóricamente a la fuerza o energía en el orden moral e intelectual. Por tal, genera una suerte de sujeción espiritual de la verdad sobre el error, del conocimiento sobre la ignorancia, del talento sobre la mediocridad, de la virtud sobre el vicio, de la destreza sobre la impericia, etc.

Ahora bien, en el ejercicio del poder, es importantísimo que se genere el convencimiento del acatamiento espontáneo. Es decir, que se le preste respetuosa observancia de sus disposiciones.

(*) Expresidente del Tribunal Constitucional

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