Opinión

Unir, pero no dividir

Por: Antero Flores-Araoz

Esta vez no me estoy refiriendo a los sectores políticos de oposición, a quienes permanentemente los exhortamos a que se unan, pues como dice el aforismo: “la unión hace la fuerza”. La absurda división entre demócratas evidentemente debilita al sector.

En esta oportunidad quiero comentar la exhortación del arzobispo de Lima, quien al concluir la Santa Misa el domingo 20 de noviembre, dijo: “Vamos a unirnos a los recordados y queridos Inti Sotelo y Bryan Pintado, que dieron su vida, hace dos años, por todos nosotros, para que vivamos siempre con derecho, con justicia, con democracia y amor entre todos”.

La declaración aludida, nada menos que de la más alta autoridad eclesiástica en nuestra capital de la República, ha sido y es cuestionada por muchas personas, pue además de unirse en oración con los fallecidos, lo que es perfectamente lógico, legítimo y esperado de un clérigo, hace referencias ajenas a la realidad. En su corta alocución insinúa que los dos fallecidos se inmolaron por todos nosotros, lo que carece de veracidad pues se unieron a marchas que contrariaban la prohibición de reuniones por estar en emergencia nacional, además de incumplir la normatividad de convivencia social por la emergencia sanitaria debido al Covid 19.

También expresa el arzobispo limeño que los mencionados jóvenes dieron su vida para que vivamos con derecho, como si en el Perú hubiere estado primando un estado de cosas diferente, que como todos recordamos no es verdad.

Igualmente, el clérigo afirma que Inti y Bryan perdieron su vida para que vivamos con democracia, en clara insinuación que no la había. Si señor, la había y es que con estricta sujeción a la Constitución y la Ley fue vacado el expresidente Martin Vizcarra con la votación de 105 parlamentarios de los 130 que existían, asumiendo la presidencia de la República Manuel Merino, cumpliéndose con la línea sucesoria ordenada por nuestra Ley de Leyes.

Del mismo modo deja la impresión de que los decesos referidos, fueron en búsqueda de justicia, lo que carece de veracidad toda vez que la vacancia del señor Vizcarra fue absolutamente justificada.

Por último, el prelado dijo que el deceso fue para que viviéramos con amor entre todos, sin embargo, su expresión no es de amor sino de confrontación.

Penosa la muerte de ambos jóvenes, sin duda alguna y considero que todos las lamentamos, principalmente los que en aquellos momentos ejercíamos autoridad, pero respetamos la vida humana y la tranquilidad pública, habiéndonos abstenido de dictar órdenes que fueran incompatibles con la defensa de los Derechos Humanos, los que corresponden a todos y no solamente a los manifestantes.

Si bien se ha esclarecido que desde la presidencia y gabinete ministerial no se dieron órdenes de uso indebido de la fuerza, si se tiene que establecer quienes cegaron la vida de esos dos jóvenes, ya que los proyectiles que los alcanzaron no son los que utilizan las fuerzas del orden, a las que muchas veces se trata de responsabilizar por cumplir con su deber y cautelar el orden público.

(*) Expresidente del Consejo de ministros

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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