Opinión

Rusia, Ucrania y Emilima

“La irracionalidad vuelve a aparecer en nuestro país. No se puede confundir la guerra ni la política con la cultura y el arte”

En los años 40 del siglo pasado en medio de la segunda guerra mundial, se vivió en nuestro país hechos vergonzosos y de muy triste recordación. Cientos de familias japonesas afincadas en el Perú en algunos casos por décadas, sufrieron el saqueo de sus bienes, el expolio y la humillación por el simple hecho de ser de origen japonés.

Un populacho ignorante alentado por propaganda bélica cometió todo tipo de atropellos con esa noble y perfectamente integrada migración. Pero eso no fue todo. El gobierno peruano se sumo a esta ignominia y apresó a cientos de japoneses y sus descendientes para enviarlos a campos de concentración en los Estados Unidos. Allá fueron sometidos a una prisión injustificada y humillante, acusados de espionaje y luego canjeados por prisioneros estadounidenses que eran prisioneros en Japón.

Muchas de estas familias destruidas solo habían cometido el crimen de buscar una vida mejor en el Perú. Muchas de ellas vivían en el campo.

Varias décadas más tarde el gobierno norteamericano indemnizó a muchos de los descendientes de este horror. Por su parte en un acto público el presidente Alan García pidió perdón a nombre del estado peruano.

Hoy el mundo mira con preocupación el conflicto entre Rusia y Ucrania. Por momentos el temor de una escalada mayor de la guerra nos inquieta a todos. Lo que más deseamos es que la paz llegue pronto. Pero es muy importante que nuestro país mantenga una posición digna y neutral.

El recuerdo de lo sucedido con los japoneses y los atropellos de aquellos días cobra vigencia cuando por ejemplo a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania la Municipalidad de Lima a través de EMILIMA, en días pasados cometió un atentado contra la cultura y un acto absolutamente irracional y reprochable.

El hecho es que oportunamente EMILIMA mediante un oficio autorizó la presentación en el Parque de la Reserva (Circuito Mágico del Agua) de los afamados grupos rusos Coro Turetski y Soprano, espectáculo de categoría mundial que se presentaría gratuitamente para el público de Lima con el auspicio de la Embajada Rusa.

A pocas horas de la llegada de los artistas a Lima y ante una inadmisible queja de la Embajada de Ucrania, EMILIMA retiró la autorización.

El motivo esgrimido por Maritza Manturano la funcionaria que firmó primero la autorización y luego la extemporánea y absurda cancelación era obviamente la guerra.

Cabe encender las alarmas. La irracionalidad vuelve a aparecer en nuestro país. No se puede confundir la guerra ni la política con la cultura y el arte.

El espectáculo se trasladó a la Plaza Municipal de Barranco intempestivamente. Pese a ello se vivió una noche inolvidable de música y de un fructífero intercambio cultural.

(*) Analista político

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