Opinión

Las artimañas de Odebrecht (II)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Señalábamos ayer que, desde que en febrero del 2019 se firmó el acuerdo de colaboración eficaz con Odebrecht, hasta la actualidad han pasado más de tres años y, así como van las cosas, se ha avanzado poco o nada en el caso. “Sipán” es uno de los primeros codinomes que salió a la luz, pero Jorge Barata, director ejecutivo de la constructora brasileña en Perú entre 2011 y 2016, solo ha dado respuestas ambiguas sobre la identidad del personaje conocido con ese alias en la telaraña de la corrupción.

El año pasado, a la Fiscalía llegó un voluminoso archivo con 350 páginas de información de los servidores de Odebrecht. Se trataba de planillas con órdenes de pagos clandestinos e ilegales del Sector de Operaciones Estructurados de la compañía, entre 2004 y 2011, que abarcan parte de la gestión de Alejandro Toledo y todo el periodo de Alan García.

Dichos documentos contenían 112 codinomes hasta ahora desconocidos, vinculados al proyecto Olmos, la carretera Interoceánica Sur (IIRSA Sur), la carretera Interoceánica Norte (IIRSA Norte), la carretera Ilo-Desaguadero, la carretera Tingo María-Aguaytía, la Laguna de Oxidación Sur de San Bartolo, la construcción de la represa Marcapomacocha (Marca I y Marca II), la ampliación y mejoramiento del sistema de agua en Iquitos; el sistema de agua potable en Chimbote, y proyectos en Ayacucho y el Callao.

Entre los codinomes había alias que podrían estar relacionados con congresistas o funcionarios de ministerios, como “Orotongo”, “Cholito”, “Inca”, “Chiquitín”, “Muñeco”, “Negrito”, etc. También nombres de supuestas empresas que podrían estar relacionadas con Odebrecht, como “Hortifruti”, “Beicola”, “Antamina” y “Serra J.”.

Además, alias que podrían corresponder a políticos peruanos de renombre: “Boca torta” y “Castañeda”.

Marcelo Odebrecht y Jorge Barata ya han declarado en varias oportunidades sobre los actos de corrupción cometidos por la empresa, pero es poco o nada lo que han dicho. Hasta la fecha no ha sido identificado un solo codinome, pese a que, por los nombres, en las investigaciones se pudieron seguir pistas que conduzcan a la verdad.

Ahora Odebrecht golpea la pesa y demanda al menos a cuatro países por más de US$1.600 millones. Además, logró que la Fiscalía de Brasil anule el acuerdo de colaboración eficaz. El caso ahora está, según parece, en punto muerto. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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