El viernes último vimos sorprendidos un accidente ocasionado por el choque de un Airbus A320 con un camión de bomberos aeronáuticos en el aeropuerto Jorge Chávez, dejando el saldo de dos bomberos muertos y otro herido de suma gravedad. Se observa en imágenes de video un convoy de bomberos, todos ellos con las sirenas encendidas: un primer camión invade la pista de aterrizaje y hace impacto con el avión, y el segundo camión que ya no se encuentra en simulacro, es el que logra con su incursión echar la espuma al avión que se incendiaba.
Después de más de 24 horas del accidente, se dio una conferencia de prensa, en donde el presidente del directorio de CORPAC explicó que hubo un simulacro de emergencia, pero que este jamás estaba contemplado dentro o cerca de la pista en uso.
Todo esto ha venido a exponer la carencia de terminales aéreos en Lima, porque al ser una ciudad tan grande debería tener alternativas cercanas. Los aviones que estaban por aterrizar después del accidente tuvieron que ser desviados al aeropuerto de Pisco, lugar que se encuentra a 237 kilómetros de la capital, y a otros más lejanos como Iquitos, Chiclayo y Arequipa. Cuanta falta hizo el aeródromo de Collique que, a pesar de no haber tenido una gran infraestructura, y por estar dentro de Lima hubiese sido una alternativa para que algunos vuelos puedan aterrizar, aunque contaba con una pista pequeña, en los 70s, aterrizó de emergencia un DC8. Este aeródromo se vendió en el 2° gobierno de Alan García para convertirlo en un absurdo negocio inmobiliario, cuando su área fue donada por varios ciudadanos con el fin especifico del desarrollo de la aviación civil.
La antigua base aérea de Las Palmas por sus características podría recibir todo tipo de aviones y ser un verdadero aeropuerto alternativo, pero LAP por una cláusula que impuso en el contrato de concesión, no permitía el uso de otro aeropuerto en 150 km a la redonda, el contrato ya venció y no sabemos si esto ha sido renovado por el Estado peruano, las consecuencias de esta ligereza se resumen en las palabras del piloto de un avión en Pisco que explicaba a sus pasajeros: “El aeropuerto de Pisco no cuenta con personal para sacar las maletas de la bodega… tampoco cuenta para trasladar a los pasajeros del avión a la terminal y la terminal de pasajeros está cerrada, motivo por el cual ningún pasajero de los 14 aviones que hay en el aeropuerto, puede desembarcar y es por eso que los 14 aviones que estamos en Pisco tenemos que ser derivados a otra ciudad del Perú. Lamentablemente esa es la infraestructura aeroportuaria que tenemos en nuestro país”.
Lo ocurrido en el aeropuerto Jorge Chávez ha demostrado el colapso de nuestra infraestructura aérea. LAP por monopolizar el tráfico aéreo de Lima no ha permitido que se tengan alternativas para emergencias como la ocurrida. ¿Como se pretende ser el hub de Sudamérica cuando el tráfico aéreo tiene a disposición solo una pista de aterrizaje? y con escusas del saneamiento de los terrenos se siguió postergando la construcción de una segunda pista que debió ser acabada hace 17 años; y por el diario Gestión (9/11/22) nos enteramos por los directivos de Fraport, socios mayoritarios de LAP, que afirman no tener todavía el financiamiento para cumplir con lo acordado.
El aeropuerto se privatizó el año 2000 con la esperanza que tuviera una segunda pista en el año 2005, han pasado 22 años y por diferentes escusas algunas atribuidas al Estado y la mayoría a la propia LAP, se sigue con el mismo terminal que se entregó en concesión hace 22 años. Si se cumplía los acuerdos con LAP en los plazos establecidos, no hubiese ocurrido todo el caos que ha paralizado nuestra aviación comercial durante más de 36 horas, con casi 500 vuelos cancelados y cientos de pasajeros varados. Una capital como la peruana con 10 millones de habitantes, tiene un aeropuerto con una sola pista y los dos aeropuertos alternativos que tenía, uno ha sido vendido y el otro esta sin uso, ¡la desidia total!
(*) Abogado y excongresista
(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.
