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CONSULTORÍA 4.0 Asesoría Personalizada para Accionistas

Por: José Castillo Carazas

La consultoría empresarial ha evolucionado constantemente a lo largo de las décadas, adaptándose a las demandas del mercado, las tendencias económicas y las innovaciones tecnológicas. Sin embargo, se espera una transformación aún más significativa en el modo en que se presta este servicio a un grupo clave de personas: los accionistas.

Estos individuos no solo buscan maximizar la rentabilidad de sus inversiones, sino que también demandan una atención personalizada que atienda tanto sus necesidades financieras como sus objetivos personales, de cumplimiento regulatorio y sucesión (o transferencia). El accionista, a diferencia de un gerente, es “autónomo a la empresa” y por ello requiere servicios de rápido impacto y al alcance de la mano.

La consultoría tendrá que ser muy adaptable, casi personalizada como una huella digital. Este cambio está impulsado por la creciente sofisticación de las herramientas analíticas y la capacidad de integrar vastas cantidades de datos, lo que permite a los consultores ofrecer recomendaciones adaptadas a los perfiles individuales. Antes la gente “contrataba” consultores para que los “ayuden” en la eficiencia empresarial; ahora los “convocarán” para que “potencien” sus líneas de negocio; maximizando beneficios en ambos frentes (más ingresos, menos gastos) y enfocando la inversión en activos productivos.

En la actualidad, los accionistas no solo buscan rendimientos económicos; también están interesados en alinear sus inversiones con sus valores personales, como la sostenibilidad, la responsabilidad social y los criterios ambientales y sociales. La consultoría empresarial deberá ofrecer una visión holística que considere tanto las metas financieras a largo plazo como los deseos personales de los accionistas.

Por otro lado, la “inversión responsable” también incluye un estricto cumplimiento regulatorio que se deberá validar durante la prestación del servicio. De nada sirven soluciones “contingentes”. Por otro lado, la tecnología permitirá una mejor comunicación entre consultores y accionistas. Las plataformas digitales ofrecerán acceso instantáneo a informes personalizados, análisis de riesgo y simulaciones financieras, facilitando la toma de decisiones más informada y rápida. De este modo, los accionistas podrán tener un mayor control sobre sus inversiones, con acceso a información clave en cualquier momento y lugar.

El reto de las consultoras será integrar a sus clientes en el uso de la tecnología. No se usar lo que no se entender. Esta diferencia es sin duda preponderante en la percepción de un cliente. Compartir el uso de la tecnología de su consultor es la diferencia entre ver su servicio como de “alto nivel” (inversión inteligente) y no como algo “complejo que no sabrá si lo podrá utilizar” (gasto o pérdida). Una tendencia emergente es el enfoque en el bienestar del accionista, tanto financiero como personal. A medida que las fronteras entre la vida empresarial y personal se difuminan, los consultores tendrán que ser más sensibles a las necesidades emocionales y psicológicas de los accionistas. Servicios como la planificación patrimonial, el planeamiento fiscal, la asesoría en sucesión empresarial y la gestión de activos familiares serán cada vez más demandados, con un enfoque que también considere los aspectos personales y familiares del accionista.

(*) Gerente General de BLANCO SAF. Es Contador Público Colegiado y Máster en Banca y Finanzas.

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