Opinión

Consecuencias de las elecciones

Por: Jorge del Castillo Gálvez

El domingo pasado se desarrollaron las elecciones regionales y municipales, aquí evaluamos algunas de las más importantes consecuencias.

En Lima el triunfo ajustado de Rafael López Aliaga por 47,840 votos de diferencia equivale a 0.897% es una buena noticia para la democracia en varios sentidos; en primer lugar ratifica que la oposición al gobierno es mayoritaria en la capital y que la obvia cercanía al régimen perjudicó tanto a Daniel Urresti como a George Forsyth, por ser candidatos de partidos vinculados o amigos del gobierno, sino veamos sus votaciones en el Congreso, tanto en vacancia, como en la última fallida censura al Ministro del Interior.

El triunfo debió ser políticamente más amplio, pero creo que el propio López Aliaga ahuyentó votos que hubieran podido ser favorables, con algunos dichos de anti política y otras actitudes personales que, por ejemplo, la juventud no ve con buenos ojos. La estrechez del resultado debe interpretarlo el nuevo alcalde como la necesidad de construir consensos, que es el arte de la política para hacer viable una gestión. Los primeros gestos educados entre ganador y perdedores parece van en ese sentido, veremos qué pasa.

Por otro lado, la elección ha traído perdedores; el más notorio Perú Libre que solo obtuvo 1.4% lo que demuestra que la bravata extremista no tiene verdadero arraigo, en Huancayo ha ganado un solo distrito y no ha participado directamente a nivel regional, sino se ha licuado con movimientos locales. Los “partidos” que han actuado como vientres de alquiler solo ratifican que no pasan de la coyuntura electoral y que tras ellos no hay ideas, conforme lo evidencian APP y PODEMOS. Otro gran perdedor es AP, ganador de la última alcaldía de Lima y de muchos distritos, hoy no tiene ninguno, eso es consecuencia de los denominados “niños” que han echado por tierra la recuperación del Populismo.

No deja de llamar la atención el notorio ausentismo de electores en los distritos más ricos de Lima, un tercio de electores en San Isidro y Miraflores dice mucho de la indolencia de un sector de la ciudadanía, que le importa un bledo lo que pase con el país, solo salvar su pellejo y su plata y como no ven “peligro” prefieren mantenerse en su zona de confort, pero después son los primeros en quejarse y demandar que otros hagan lo que ellos no se atreven. Igual fue en las elecciones en que su ausencia permitió el margen de 40 mil votos que le dieron el triunfo a Pedro Castillo. Prefirieron pagar su multa y rifar el Perú por unos cuantos soles.

Finalmente, esperemos que el flamante alcalde mejore su performance política, debe estar muy atento porque hay sectores que no perdonarán verse desplazados y le harán tenaz oposición a través de los medios de comunicación y verán cualquier detalle que le perjudique.

Muy importante es entender por las nuevas autoridades que la historia del Perú o de sus ciudades no empieza con ellos, debe continuarse las obras que estén en desarrollo y lo bueno para sus pueblos, no cometan el error de parar todo para buscar equivocaciones del anterior. Solo pongo de ejemplo el Tren Eléctrico parado por años por mezquindad; hoy es una realidad que transporta millones en forma rápida y segura. El Metro de Lima debe seguir, lo mismo la autopista Ramiro Prialé y los programas de Agua y Electrificación en las zonas marginales, con eficiencia, honestidad y humildad.

(*) Excongresista de la República

(*) Expresidente del Consejo de Ministros

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