¿Qué pasaría si en el Perú se le impone el verdadero rigor a los presos para evitar que sigan dirigiendo asaltos y robos, extorsiones y los crímenes del sicariato desde las cárceles? ¿Qué pasaría si se les corta el cabello al ras, se los mantiene con grilletes cuando salen de sus celdas y se les vigila día y noche? De seguro las ONG y algunos políticos de la izquierda caviar pondrían el grito en el cielo y dirán que se están violando sus derechos humanos.
El youtuber mexicano Luisito Comunica, cuyo canal, con 43.3 millones de suscriptores, es el segundo más visto en su país, ingresó al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), la mega cárcel símbolo de la lucha contra las pandillas que el año pasado inauguró el presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
Luisito cuenta que en ese lugar hay reclusos con condenas desde 20 años hasta más de 1,000 años de cárcel. Todos tienen la cabeza rapada y usan el mismo uniforme. Además, emplean la misma vasija para bañarse y asearse, sin disgustarse ni pelear entre ellos.
Cada vez que un interno va a salir de su celda al patio u otro ambiente, estira los brazos y los pies entre las rejas para que le coloquen los grilletes. De esa manera, no existe la más mínima posibilidad de que algún recluso intente fugar.
En todas las áreas de los exteriores de las celdas, especialmente las que conducen a las puertas y el cerco perimétrico, el suelo está cubierto de piedra chancada, de tal manera que, si alguien corre, sus pisadas causarían un ruido delatador y activarían las alarmas. Los muros más altos son 9 metros de concreto, seguidos de 3 metros de cercas electrificadas. Todas las celdas están vigiladas desde arriba, pues los techos son transparentes, de tal manera que no puede haber riñas ni peleas. Los celulares, drogas, licores, etc., brillan por su ausencia porque nadie puede conseguirlos y menos usarlos. En ninguna de las tres comidas del día sirven carne de res o pollo, solo pastas y frejoles con los suficientes nutrientes para estar sanos. Todos comen lo mismo y ninguno tiene trato especial.
¡Qué tal contraste con las cárceles peruanas! Aquí, en nuestro país, muchas veces se ha descubierto cárceles doradas donde los presos tenían hasta discotecas, frigobar con los más finos licores, televisores de alta gama y otros lujos. A las cárceles peruanas ingresan armas, celulares y drogas como si nada.
Medidas como el sistema penitenciario de El Salvador, que solo requieren un poco de ingenio y firmeza, le han permitido al gobierno de Bukele convertir a su país en el más seguro de Latinoamérica. ¿Qué dicen nuestras autoridades? ¿Se animan a imitar lo bueno? Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.