Opinión

La vida sigue… sólo que cada vez peor

Por: Fernando Cillóniz Benavides

Seamos sinceros. Las empresas municipales de agua potable son un fracaso. Operativa y financieramente, están quebradas. Lo mismo sucede con los servicios de desagüe.

El recojo de basura también es un fracaso nacional. Y los sistemas de tratamiento de residuos sólidos, peor. La mayor contaminación ambiental del aire, ríos, lagos, tierra, y mar; en Costa, Sierra y Selva, proviene de nuestros centros poblados. Vivimos rodeados de moscas, ratas y bacterias.

El tráfico vehicular es otro fracaso estrepitoso. Congestión vehicular, accidentes de tránsito, rompe muelles y semáforos por las puras, incumplimiento generalizado de las reglas de tránsito.

Y lo mismo se puede decir en cuanto al tema de vivienda y urbanismo. Invasiones de tierras promovidas por alcaldes y funcionarios municipales corruptos. Autoconstrucción generalizada, sin ningún criterio arquitectónico, estructural; y menos, urbanístico. Desorden total. La vivienda en nuestro país es otro fracaso estrepitoso.

Sigamos. La corrupción enquistada en casi todas las instituciones encargadas de emitir licencias o permisos se ha vuelto endémica: licencias de construcción, licencias de funcionamiento, brevetes, licencias de circulación, y mil tipos de licencias más. Gobierno Central, Gobiernos Regionales y Gobiernos Municipales… todos tienen vela en este entierro.

Los procesos de compras y contrataciones… veamos a Kalerim López, a los sobrinos del presidente Castillo, y a Petroperú. Incluso las contrataciones de personal. “Y total corrupción hay en todos lados…” como dice la canción de Nosequien y los Nosecuantos.

La Legislación Laboral es otro fracaso estrepitoso. La salud pública en manos del Ministerio de Salud, EsSalud, y Gobiernos Regionales, igual. El Wawa wasi congresal con “Los Niños” de Acción Popular… ¿qué quieren que les diga?

Por otro lado, el Sistema Nacional de Justicia está en escombros. Sobre todo, después de los títulos académicos falsos de la Fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos. Y ¿las universidades bamba? Aquellas que – en vez de instituciones académicas – más parecen impresoras de títulos en serie.

Simplificar y digitalizar – al máximo – todos los trámites y procesos de emisión de licencias. Depurar y racionalizar la maraña burocrática del Estado. Eliminar instituciones públicas que no sirven para nada… sobre todo ministerios y burocracias municipales distritales. La meritocracia debe primar en todos los procesos de contratación de funcionarios públicos.

Digitalizar todos los procesos de compras y contrataciones. Ninguna municipalidad, ningún gobierno regional, ninguna institución del Estado debe comprar ni contratar nada por sí sola. Una Red Interconectada de Compras y Contrataciones del Estado – 100% digital – se encargaría de ello. ¡Transparencia total!

La legislación laboral debe ser flexible. Eso que parece ir en contra de los trabajadores, resulta que los favorece. Hay que evaluar a los estudiantes graduados de todas las universidades del país.

Finalmente, que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y los Jurados Electorales Especiales (JEE) dejen de actuar como esos Jueces de Mesa deportivos que descalifica a jugadores y equipos.

Reflexionemos. ¿Qué ha cambiado en el Estado en los últimos 11 meses? Nada. O, mejor dicho, sí: la vida sigue… sólo que cada vez peor.

(*) Exgobernador regional de Ica

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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